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Cómo gestionar el uso de las pantallas con mis hijos adolescentes durante un verano en pandemia

  • Foto del escritor: PISCOLOGIA ESPAI OBERT
    PISCOLOGIA ESPAI OBERT
  • 4 ago 2020
  • 4 Min. de lectura

Poner límites a nuestros hijos en el uso de las pantallas este verano puede ser más complicado de lo habitual. Con el verano y la necesidad de hacer vacaciones en familia, muchos padres temen que los hábitos de exposición a pantallas de sus hijos aprendidos durante el confinamiento sean difíciles de cambiar. 

Establecer nuevas pautas de conducta para los días de descanso y tiempo familiar es necesario pero a la vez puede provocar conflictos  con los hijos e hijas. Por un lado, ante el uso excesivo de pantallas, los padres buscan el bienestar y de sus hijos mediante otras propuestas de ocio y uso de las pantallas; por otro lado,  los adolescentes quieren entretenerse y seguir conectados a sus amigos el máximo posible. ¿Pueden ambos estar satisfechos y evitar continuas discusiones?

A continuación queremos ofrecer algunas pautas que pueden ayudar a gestionar el uso de las pantallas durante este verano.

CONSEJOS

1.Contemplar los efectos adictivos.

La dopamina es un neurotransmisor cerebral asociado a la motivación y el placer. Muchas de las actividades que realizamos a través de las pantallas como chatear, navegar, consultar redes sociales, jugar a videojuegos, ver vídeos, etc  son sistemas de recompensa inmediata que estimulan nuestro cerebro de tal manera que  provocan un aumento en la segregación de dopamina en los usuarios.  Si los jóvenes o adolescentes se han expuesto de manera contínua al uso de pantallas durante los meses de confinamiento, un cambio de hábitos puede provocarles cierta sensación de “abstinencia” y su cuerpo puede demandarlos esa cantidad de dopamina que les hacía sentir placer inmediato.  Esto puede manifestarse en mal humor, inquietud,  enfado,  tensión emocional y la sensación de necesitar conectarse o estar con el  móvil. 

Contemplar el componente adictivo de las pantallas nos ayuda diseñar mejor las pautas para el verano haciendo que estas que no sean muy severas ni restrictivas, además de que nos puede ayudar a empatizar más con las demandas y actitudes de los adolescentes ante el uso de las pantallas.


2.Reducir horas.

Promover una reducción del consumo es mucho más saludable que tratar de eliminarlo por completo. En este caso, la estrategia de “desescalada” que hemos vivido durante el confinamiento nos puede servir de guía para conseguir nuestro objetivo. Si queremos conseguir que nuestros hijos e hijas dediquen más horas a otras actividades que no impliquen estar ante una pantalla, debemos desarrollar un cambio de hábitos gradual en el que cada semana se conceda un poco menos de tiempo para el uso de pantallas que la anterior. Este planteamiento no sólo será respetuoso por parte de los padres si no que les ayudará a alcanzar el número de horas deseado, respetando el proceso de cambio  y adaptación por parte de sus hijos e hijas adolescentes.

3.Establecer horarios.

Cuándo se puede y cuándo no tiene que quedar claro. Nuestro objetivo nos es que nuestros hijos perciban el tiempo en términos de prohibición o permiso, sino que les ayudemos a buscar un equilibrio en el uso de su tiempo. Debemos plantear unas vacaciones que equilibren momentos de conexión y momentos sin conexión. Un equilibrio entre compartir tiempo con las personas presentes y con las personas que no están presentes. Un equilibrio entre hacer actividades de tipo virtual o actividades de tipo presencial. Ante este planteamiento, es lógico pues establecer un horario para cada cosa. La búsqueda de equilibrio nos plantea la necesidad natural de establecer horarios y de acotar el tiempo dedicado al uso de las pantallas como una consecuencia y no una meta en sí. Este planteamiento es más pedagógico que el simple hecho de establecer restricciones ya que les permite a los adolescentes enfocarse en ganar salud y no en perder ocio.

4.Hablar abiertamente del tema.

Plantear la necesidad de cambiar de hábitos ante el uso de las pantallas puede generar

conflictos entre padres e hijos, pero también puede generar oportunidades para hablar sobre temas más amplios y conocer la vida social y los intereses de nuestros hijos e hijas. Un padre se sorprendió de que su hija estuviera grabando la carretera mientras él conducía. Cuando le preguntó por qué lo hacía, ella le explicó que estaba creando material para sus video en Tik-tok. Hablar con nuestros hijos e hijas  sobre el uso que le dan a las redes sociales, los videojuegos, los vídeos, etc, nos puede ayudar a saber cómo negociar mejor cuando tengamos que plantearles un cambio de hábitos.

5.Promover alternativas.

Para muchos adolescentes el problema será saber qué hacer con el tiempo que tienen. Aunque nos pueda parecer fácil, para muchos no será sencillo encontrar nuevas opciones de ocio o espacios para relacionarse con otros. La vida académica, lúdica y social de muchos adolescentes ha pasado a través de las pantallas durante los últimos meses, así que ahora hay que reconfigurar esas necesidades a través de otro tipo de  actividades y  por eso es imprescindible que ofrezcamos alternativas que les convenzan y que suplan aquello que necesitan.

6. Implicarse y participar. 

“Hacerlo juntos” es diferente a “tienes que hacerlo tú”. Dado que los jóvenes y adolescentes van a tener que hacer grandes esfuerzos por controlar el uso de las pantallas y conseguir un cambio de hábitos, la participación de los padres es  imprescindible para su avance. Estos pueden participar tanto en las opciones alternativas como en el tiempo de uso de pantallas. Tanto jugar a un juego de mesa juntos en familia como jugar un rato a videojuegos con tu hijo e hija es igualmente efectivo. El tiempo de pantallas puede convertirse también en un espacio familiar en el que socializar y compartir con nuestros hijos. Cuando los padres se implican y participan hay mejor ambiente en casa y se aceptan mejor los cambios.

7.Ser un ejemplo.

No hay nada que genere más frustración y desánimo como la incoherencia. Aquellos padres que quieran conseguir que sus hijos controlen el uso que hacen de las pantallas deben ser un escaparate de buenas prácticas y costumbres. Las normas  en el uso del móvil, tablets, portátiles y tv, etc no debe ser transgredidas por los adultos ya que eso generará conflictos y rechazo de las pautas por parte de los menores. Por el contrario, el buen ejemplo y el percibir por parte de los hijos, el esfuerzo conjunto de los padres en disciplinarse  en el uso de las pantallas será el mejor argumento y la mejor estrategia que se pueda utilizar. 

Gestionar el uso de las pantallas con tus hijos e hijas este verano puede que no sea una tarea fácil pero el esfuerzo por  intentarlo y conseguirlo merece mucho la pena.  Deseamos que estos consejos te sean de ayuda. ¡Ánimo!

Joel Tiscar

Psicólogo sanitario.

 
 
 
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